Para poder mantenerse al día con los nuevos conocimientos en el área de la medicina, los médicos deben actualizarse frecuentemente mediante programas de educación médica continuada. Las sociedades científicas tienen una oportunidad única para brindar una educación equilibrada y centrada en las necesidades del paciente.

La industria farmacéutica se ha comprometido durante muchos años a apoyar de manera irrestricta la educación médica desarrollada y entregada por sociedades académicas internacionales y nacionales.

Sin embargo, la relación entre los profesionales de la salud y la industria farmacéutica es compleja, una consecuencia del modelo global dominante de innovación, investigación y producción basada en la empresa privada, y la ausencia de financiación estructural de la educación continuada de los médicos en la mayoría de los países.

Una relación bien estructurada y trasparente entre la profesión médica y la industria, es esencial para la investigación, la innovación y la educación médica. Una relación mal estructurada entre las dos partes se arriesga a una toma de decisiones inadecuada que genera costos, opciones de tratamiento subóptimas y disminución de la confianza pública. En la medida en que se implementen los programas de certificación como un requisito legal para que el médico pueda continuar ejerciendo su profesión, el médico va a tener la obligación legal de asistir o de hacer parte de actividades de educación médica continuada que le permitan actualizar continuamente sus conocimientos y habilidades.